Me mantengo en una situación estable. Cuando llevo el tratamiento a rajatabla, los dolores son inexistentes (lo digo por la navidad y lo poco que me salí).
Un detalle a destacar no comentado hasta ahora: dormir un mínimo de ocho horas, me resulta también imprescindible para conservar el buen estado salutífero. Si son de nueve a diez horas, todavía mejor. Esto lo digo por esta última semana, que por las noches he estado descansado del orden de las seis ó siete horas, tiempo insuficiente que me ha llevado a estar agotado buena parte del día. Este fin de semana anterior, al recuperar las horas de sueño adecuadas, el agotamiento ha desaparecido.
También quiero comprobar cómo evoluciona mi organismo a medio plazo, tras suprimir por completo el último almidón que consumía, en forma de legumbres y zanahoria. La mejoría orgánica entre hacer la dieta Seignalet y excluir el almidón está siendo bastante notable respecto a mi forma primitiva de alimentación, una forma de nutrirme que la basaba fundamentalmente en arroz, patatas, pan, conservas, dulces, multitud de productos procesados, bebidas refrescantes, grandes comilonas, etc..., con un consumo escaso y otras veces nulo de alimentos vivos, como lo son las frutas y ensaladas.
El estrés y la ansiedad tampoco son unos buenos aliados para continuar con una constante mejora, como he podido comprobar en alguna efímera ocasión.
Por otra parte, quiero intentar ponerme sólo a crudos ciertos días a la semana, pero hasta el momento, esto me está costando mucho, ya que el dia que lo hago, echo en falta rápidamente una comida cocinada y caliente. Quizás en primavera-verano, sea más fácil. Lo comprobaré.
Considero importante llevar una vida equilibrada en todos los sentidos: en el trabajo, tener buenos hábitos, llevar una vida sentimental estable, ser optimista, tiempo de ocio adecuado... el problema surge cuando nos falla algo en la vida de una manera importante, puede manifestarse en ese caso un fluctuación psíquica o física que, alargada en el tiempo, puede mandar al traste el trabajo realizado durante meses. Por tanto, hay que estar atento a las posibles sobresaltos que puedan sobrevenir y superarlos con determinación y madurez. De lo contrario, podemos sufrir consecuencias nefastas en nuestro progreso y bienestar.
Los ocho vasos de agua diarios los considero imprescindibles para ir depurando el organismo. Cuando no los tomo, advierto cierta disfunción en mi cuerpo, y me sobrevienen los típicos síntomas a los que estoy acostumbrado cuando no funciono como debo: dolores generalizados y cansancio.
Para finalizar, sigo afirmando que la dieta está siendo determinante en mi mejoría, más que cualquier medicación que haya tomado, que ha sido mucha en estos últimos años, alcanzando picos de hasta 12 pastillas diarias, entre cortisona (1), protectores estomacales (1), indometacina (4 x 25 mg) y salazopirina (6 x 500 mg).
